La nueva normalidad

No encaminamos a una nueva realidad, después de más de 45 días en casa, afrontamos el camino con el que deberíamos volver a salir a la calle y llevar una vida normal. Pero una cosa es evidente lo que antes era normal, se habrá visto alterado para siempre por la situación generada por el COVID-19. En algunos el confinamiento habrá sido enriquecedor, en otros casos un suplicio, otros muchos ya no estarán con nosotros, pero todos sin excepción hemos aprendido a valorar lo que teníamos.

El día a día, los trabajos de personas que nos lo facilitan o lo garantizan y sobretodo la necesidad de los servicios públicos. Hemos aprendido a que los médicos, sanitarios y personas que garantizan nuestra seguridad deben ser apoyados, deben poder desempeñar su trabajo en las mejores condiciones, y que eso no solo incluye tener mascarillas, sino los procesos, los ratios, los salarios, los descansos, necesarios para estar enfocados en su importante labor.

Esto debe ser fundamental en como evolucionará nuestra sociedad los próximos años, con un sistema educativo, de salud y seguridad que no se puede dejar al albur de empresas, fondos y gente que sin escrúpulos y sin previsión tendrán que ser rescatados cuando vengan mal dadas. El ejemplo de las residencias de ancianos es evidente.

Los mensajes de confrontación, de crítica sin dar soluciones, de crispación deben ser tenidos en cuenta y en un futuro cercano espero que pasen factura a quien ha tratado de sacar un rédito político de esta grave crisis sin tener escrúpulos ni respeto por los que lo estaban pasando mal, al querer instrumentalizarlos, ni por los que están trabajando para solventar los problemas.

La crítica es sana si se aportan alternativas y opciones, si no, se queda en pataleo inane, de tertuliano de programa matinal.

A por las próximas semanas, en las que veremos como las empresas irán facilitando a sus trabajadores la incorporacion al trabajo en condiciones. Es el momento de que las que lo estén haciendo de forma responsable, con sensibilidad, lo aprovechen como elemento dentro de su marca de empleador, la verdad es que las hay que de verdad están marcando la diferencia, frente al típico empresaurio español, que tendrá que evolucionar o sucumbir.

El teletrabajo, la flexibilidad horaria, medidas que antes eran vistas como algo extraordinario, deberán ser parte del día a día de las nuevas relaciones laborales si queremos inmunizar a la sociedad ante crisis como la que estamos sufriendo.

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