Poca vergüenza

En este país tenemos muy poca vergüenza, sobretodo los que se dicen políticos. Primero porque pueden hacer declaraciones como esta, sin que automáticamente llegue un inspector de Hacienda a verificar el valor de los regalos. Y segundo porque encima nadie se echa las manos a la cabeza.

En otras democracias más maduras que la nuestra, todos los regalos que se reciben por parte de las autoridades publicas deben ser inventariados y se declaran, incluso hay algunas en las que están prohibidos directamente. Aquí por lo que se vé son moneda corriente entre a los que se quiere influenciar en la toma de decisiones de compra o contratación, o en otros estamentos como la casa Real, no nos olvidemos del yate delRey, que fue un supuesto regalo...

Esto empieza a ser un cachondeo, y esperemos que se tomen las medidas oportunas para que ni trajes, ni jamones, ni yates, ni coches, queden sin inventariar, declararse, y ponerse en conocimiento del público.

Lo que costó el yatecito de recreo

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